¿Qué
nos diríais si os preguntamos por uno de los húngaros más famosos de la
historia? Es probable que muchos de vosotros nombréis a Harry Houdini. Nació en Budapest hace 142 años y se convirtió en
una estrella mundial del ilusionismo y el escapismo (famoso por escabullirse de
cadenas, camisas de fuerza bajo el agua, esposas, jaulas y... ¡ataúdes
enterrados!). Pues ha sido allí, en Budapest
(capital de Hungría) el origen de lo que hoy conocemos como “juegos de escape” o “room escapes”. A partir de allí, y
durante los últimos cinco años, se han ido popularizando dichos juegos por todo
el mundo. Y es que estos juegos de habilidad mental, y a veces también física,
se han convertido en una de las formas de diversión más populares. Quizás esa
afición por el arte del escape sea una característica de la mentalidad
húngara...
Attila Gyurkovics delante de uno de sus locales de ParaPark Fuente: http://galeria.velvet.hu/ |
Dichos
juegos fueron creados por un gran fan de Houdini: Attila Gyurkovics. A sus 40 años, y delante de una cerveza, este
húngaro tuvo la idea de los “juegos de escape” en el bar Gondozó Kert (uno de
los locales de moda del distrito 8 de Budapest). Gyurkovics, trabajador social,
reflexionaba sobre los juegos de ordenador y el por qué eran tan atractivos
para la gente, queriendo lograr lo mismo pero en el mundo real. Para ello no
solo se inspiró en Harry Houdini sino que también obtuvo inspiración de otro
húngaro: Mihály Csíkszentmihályi,
distinguido psicólogo autor de la “Teoría
del Flujo”. Según Attila, esta teoría trata de explorar la psicología de la
experiencia óptima, lo que de acuerdo con el psicólogo Csíkszentmihályi, para
que eso ocurra tienen que darse tres condiciones básicas: que exista un reto, recibir retroalimentación y tener objetivos
claros. Y según Attila, los “juegos de escape” podían reunir estas tres
condiciones. Él dice: “Sabía que las pruebas no podían ser demasiado fáciles
para que los jugadores no se aburrieran, pero tampoco muy complicadas porque
les acabaría estresando”.
Así
pues, e inspirándose en los sencillos videojuegos que sitúan al jugador en una
habitación cerrada y lo retan a buscar pistas para escapar, Attila inauguró ParaPark en 2011, ahora hace 5 años.
ParaPark consiste básicamente en eso: entre dos y seis personas encerradas en una habitación disponen
de 60 minutos para encontrar la
forma de salir. Las historias van
cambiando: puede tratarse de la escena de un crimen donde hay que resolver el
misterio antes de que el criminal regrese o bien puede haber una bomba con una
cuenta atrás de una hora durante la cual los jugadores tienen que conseguir
fugarse. Todos estos juegos requieren de creatividad y pensamiento riguroso,
hace falta cierto grado de esfuerzo físico para buscar las pistas pero el
auténtico reto es mental. Haciendo un poco de números, de
todos los equipos, solo el 50% lo consigue en el tiempo reglamentario aunque a
menudo con la ayuda del maestro de juegos o game master, que vigila las acciones de los jugadores por vídeo y
les da alguna ayuda cuando lo cree conveniente.
Actualmente,
el negocio que Attila Gyurkovics ideó con una cerveza en la mano es una de las
actividades más famosas de Budapest, donde hay más de 30 locales que imitan el
concepto. Pero esta moda ya ha viajado más allá de esta ciudad e incluso del
país. ParaPark cuenta hoy en día con varias franquicias abiertas en España y
también por todo el mundo, desde Vietnam a Colombia, Noruega, Australia, Kuwait
o Rusia, entre otros. Attila está muy contento de que su idea haya tenido tanto
éxito y de que existan tantos imitadores por todo el mundo, aunque para él (y
también para nosotros) ParaPark siempre será el primero.
Ya ha
pasado casi un siglo desde que Houdini desapareciera por última vez, pero
seguro que el escapista aprobaría las ideas de Attila y de toda una nueva
generación inspirada por sus increíbles proezas en el arte del
escape.
Die Helden
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